Ver mi cama desordenada me trae algunos recuerdos, ciertas ganas de entrar ahí, usar cuantas frazadas existan para tener un peso encima y acordarme que estoy ahogado de una forma superficial. Sentirme ajeno a lo común, quizás hasta atrapado, pero en mi propio mundo. A veces no es malo escapar.

Es parecido a cuando me quedo debajo de la ducha por largos minutos, escuchando y sintiendo gotas gruesas rebatir contra mi cuerpo. Después de un tiempo te acostumbras y los pequeños pinchazos ya no se sienten, aquel cuerpo pasa a ser un mero revestimiento. Indica que hay que fijarse en algo un poco más profundo, y si no lo encuentras hay que inventarlo, porque así funcionamos; para el ser humano la respuesta es necesaria, aunque provenga de su propia imaginación.

Sentir es necesario, es una respuesta a la vida. No importa si el sentimiento es efímero o te ha perseguido durante años, ni siquiera si es verdad. Para ti significa algo y nadie te lo puede negar.

Por lo tanto, cuando "sientas ganas de", hazlo. Grita, llora, canta, respira, corre, vive... Así te sentirás un poco más coherente contigo mismo y quizás un poco menos perdido.

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